Aquella noche lloramos, mirando todo distinto.
Dijiste: ¡No te me vayas!
Quedamos de no morirnos.
Y ahora yo estoy andando las horas.
Y ahora yo estoy tocando el abismo.
Ya no es lo mismo decir que estoy vivo.
Ya no es lo mismo.
Ya no es lo mismo.
Aquella noche yo puse mis manos sobre tu pecho.
Sentiste el ardor de mi fuego,
el ruego de mi alma quebrada.
Tejimos historias y amores,
secretos, recuerdos y olvidos.
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